Poco más se puede decir. A quien escriba, desde luego, nada. Cada uno/a sabe lo que le puede ilusionar tener en papel su idea, personaje, intenciones. Personalmente, esta es la destilación larga de lecturas y estudios, una tesis doctoral de por medio hasta que entendí que sí, que quizá todo esté inventado pero... y es un pero importante, es tu vivencia, emoción, tu resumen del mundo, síntesis de quién eres, de lo que deseas o interpretas, de una expresión única, por mediocre, ridícula o fútil que pueda parecerte. Porque sabes que, en algún momento del espacio-tiempo alguien escribió algo que se clavó en tu nuca, recorrió tus venas y cambió tu vida, por absurdo que pueda parecer.
No soy el mismo después de leer, desde niño hasta ahora, a tantos autores/as. De hacer una lista sería una lista absurda, petulante, ridícula y mediocre. Porque citaría a los de siempre, sabiendo que nadie me leerá como yo leí a esta gente. Pero ¿qué más da? ¿Qué me importa? Un día mi corazón empezó a latir antes siquiera de ver el sol. Y latió más fuerte después de conocer esos nombres. Si solo uno, solo uno de los latidos de alguien, sea quien sea, esté donde esté, late un día un poco más fuerte al conocer a Coda, habrá merecido la pena.
"El latido golpeó su sien", son las palabras con las que empieza esta aventura. Un latido, un golpe de ritmo, un paso más, sangre viva, música y letra sobre el papel.
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